Todavía con el agridulce sabor de boca que nos dejó el partido del sábado, y ya con cabeza fría, me permito transcribir las sensaciones que me quedan luego de este encuentro:

Seguimos dentro del grupo de los ocho clasificados. Gracias al juego de resultados de los otros partidos de la fecha, conservamos el séptimo lugar de la tabla de posiciones, y continuamos a tan solo cuatro puntos de los líderes. Pero OJO!!! Estamos a tan solo tres puntos del puesto 14, así que no podemos aflojar en resultados….hay que ir a Medellín con la idea de sumar.

Millos jugó “de tu a tu” con el súper favorito de la prensa para lograr el título en este semestre. Por grandes pasajes del partido, lo tuvo controlado, manejó los ritmos del partido, y afrontó el partido sin mayores sobresaltos. La mala suerte, un grueso error en el rechazo de un balón, y la puntería de Luis Fernando Mosquera, le dieron el empate a nuestros rivales. Lo curioso es que los hinchas del archi poderoso Ferrari quedaron felices con este resultado.


La lesión de Martín García fue determinante en la remontada de Santa Fe. Con todo y sus limitaciones, García es un jugador que mantiene preocupados a los defensas rivales, porque se mueve por todo el frente de ataque, choca sin piedad contra cualquier defensor, lucha cada balón, y además colabora en marca.


■ Los cambios de Mario sí incidieron en el resultado. Tras la lesión de Martín, muchos piensan que lo lógico hubiera sido el ingreso de Briceño, para no modificar el módulo que tan buenos resultados nos había dado hasta ese momento. Sin embargo, MV ordenó la sustitución por Ciciliano, quizá pensando en una mayor tenencia del balón. No obstante, la displicencia demostrada por el barranquillero dio al traste con la intención del entrenador. Santa fe encontró más espacios, pues ya no estaba Martín taponando el juego del rival desde su propio terreno.


Cuando Pecoso envió al campo a Neculman, la decisión de Mario fue la que cualquier técnico en su posición hubiera tomado: reforzar la marca en el medio. En este caso, por el pobre nivel futbolístico de Andrés Pérez, la intención del técnico tampoco encontró respuesta en la cancha.


Los técnicos nunca hacen los cambios con la intención de perjudicar a sus equipos. A veces dan resultado, a veces no. Como después de la guerra todos somos generales, es fácil criticar ahora los realizados por Vanemerak. Seguramente si envía a la cancha a Briceño por García, y deja a Cochas en la cancha sin reforzar el medio campo, e igual nos hubieran empatado o derrotado, esos mismos que hoy lo critican por “defensivo” le estarían reprochando por no haber reforzado en marca. Ese es el karma de los técnicos de fútbol.


Tras los incidentes del final del partido me quedó la preocupante sensación de que tanto Ciciliano como Bedoya hicieron todo lo posible para salir expulsados, como si no quisieran jugar el partido contra los verdes de Medellín. No es comprensible que jugadores con tanta experiencia y recorrido, hagan lo que hicieron. Hilando delgado, creé la hipótesis de que Bedoya lo hizo a sabiendas de que por acumulación de tarjetas amarillas no podría jugar en el Atanasio, pues la resolución de esta sanción tan solo saldría el próximo jueves y no podría pagarla en la fecha del miércoles de la Copo Colombia. Al ser expulsado con tarjeta roja, paga la fecha automática en el partido frente a Centauros, y si el tribunal le da solo una fecha de sanción podría estar habilitado para jugar contra los verdes. Es una teoría un poco elaborada, pero es la única explicación que encuentro.


Finalmente, como hincha quedo tranquilo por la actuación en general del equipo titular, pero muy preocupado por la ratificación de la pobreza en el banco de suplentes. Ad portas de un encuentro tan difícil como el que tendremos el próximo fin de semana, y con el equipo titular diezmado, es necesario que los alternantes se pongan al nivel de los titulares y demuestren que merecen hacer parte de este glorioso equipo azul.
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