Gracias a la victoria conseguida en la noche del sábado frente al Atlético Bucaramanga, por la mínima diferencia, Millonarios consiguió el objetivo de llegar con vida propia a disputar el último partido del torneo regular, como visitantes frente a Envigado.

El partido en si no tuvo mucho virtuosismo. Desde el primer minuto, el equipo azul salió con más ganas que orden a tratar de encerrar al equipo amarillo en su propia área, lo cual pudo conseguir más o menos hasta el minuto 15 de la primera parte. A partir de ese momento el Bucaramanga se tomó confianza y comenzó a tocar con cierta solvencia el balón, robándoselo por un buen trecho del partido a los jugadores azules.

Para nuestra fortuna, el equipo visitante no tuvo ambición. A pesar de mostrar mayor claridad para manejar el balón en el mediocampo, fueron muy esporádicos los intentos por aproximarse al arco de Blandón. No obstante, en uno de esos acercamientos logró generar una jugada de serio peligro cuando Andrés Mosquera por poco convierte un autogol.

Por su parte los jugadores de Millonarios se veían nerviosos y erráticos en el mediocampo. Andrés Pérez y Bedoya realizaban una buena labor en marca y por momentos el volante de recuperación antioqueño asumía las labores de creación de jugadas de ataque. Ciciliano y Jonathan derrocharon ganas y actitud pero tuvieron una de sus más pálidas actuaciones vistiendo la camiseta de Millos.

Martín García realizaba su aporte en entrega, lucha y sacrificio, pero era muy poco lo que aportaba en ataque. Rodrigo Astudillo, de lejos el jugador más claro en la delantera, era quien más peligro llevaba en la zona defensiva del Bucaramanga. De hecho, su aporte le alcanzó para anotar un gol, el cual fue anulado por presunto fuera de lugar –yo me encontraba en línea con la jugada y sin haber visto las imágenes de televisión, me pareció que estaba habilitado- y para provocar la jugada del penal que a la postre sirvió para ganar el partido.

Para el segundo tiempo se esperaba una vigorosa reacción del equipo visitante y los consecuentes espacios que dejaría en su defensa. No obstante, aunque el Bucaramanga seguía dándole un mejor manejo al balón, fueron muy pocas las aproximaciones de real peligro que generó en la portería de Blandón. Por otro lado, en un par de jugadas aisladas el equipo azul pudo haber ampliado la ventaja, pero la precipitud de los delanteros no permitió que la tranquilidad por fin llegara a las tribunas albiazules.

Con el pitazo final, los hinchas presentes en el Nemesio dimos rienda suelta a nuestra felicidad. Aunque soy conciente de que un equipo como el nuestro no debería pasar por tantas angustias para lograr una clasificación a cuadrangulares, no es menos cierto que un par de semanas atrás estábamos prácticamente desahuciados por parte de nosotros mismos, de los hinchas rivales y de la prensa deportiva en general. Hoy, a falta de un partido, dependemos de nuestro propio resultado –de una victoria- para lograr la clasificación. Sabemos que no será nada fácil, es una verdadera final la que nos vamos a jugar en tierras antioqueñas, pero ahí está la opción: en nuestras propias manos.

Mirando la tabla de posiciones, eventualmente un empate nos podría clasificar. Pero empezaríamos a depender de resultados ajenos. Con el empate Millos quedaría con 25 puntos y una diferencia de gol de +1. Pero Cúcuta y Quindío, de obtener una victoria en sus respectivos encuentros alcanzarían el mismo puntaje, pero con una mejor diferencia de gol que nuestro equipo –Quindío visita al Pasto, y el Cúcuta al Once Caldas-. El equipo verde de Antioquia también podría superarnos, aunque requeriría de una victoria con un abultado marcador frente al Huila.

Así las cosas, un empate en Envigado nos pondría a depender de tres partidos ajenos al nuestro, por lo que la consigna para el domingo debe ser la victoria, así sea por medio a cero. La desventaja para nosotros es que al rival de turno, la igualdad en el resultado final lo clasificaría automáticamente.

A mi modo de ver, el llegar con vida a estas instancias del torneo se debe al ímpetu, la actitud y la entrega que han mostrado los futbolistas en los últimos partidos, porque a la luz de lo mostrado ayer, no existe un soporte táctico que permita al equipo presentar variantes para superar, por ejemplo, defensas cerradas como la que planteó anoche el Atlético Bucaramanga en el Campín.

Millos urge de un verdadero estratega en el banco, pues el aporte de Bonner Mosquera no ha ido más allá de elaborar las nóminas con las que va a afrontar los partidos y ordenar los cambios en el transcurso de los mismos. Anoche en las tribunas fue muy criticada la exclusión de Astudillo quien a esas alturas del partido era el más importante jugador del equipo.

Recurriendo a frases de cajón del argot futbolero: La suerte está echada, la próxima fecha es a GANAR o GANAR, después de este partido no habrá mañana. Confío, con mi devoción de hincha raso, que el talento y disposición de los futbolistas que nos representan, alcance para obtener el triunfo que necesitamos pero, independiente de que se clasifique o no, Millos debería tener YA definido el nombre del DT para el próximo semestre, así como tener en diseño la plantilla de jugadores con la que se afrontará la Mustang 2.

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